miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA UNIVERSIDAD QUE SIEMBRA



“Siempre vemos al césped del frente, mejor que el nuestro”. Pareciera que ante bajas pasiones, sin ética y moral, no deja ver lo bueno de la UNELLEZ, una Universidad anclada en los cuatro Estados Llaneros Occidentales, con tres características resaltantes e importantes, que conforma el Modelo UNELLEZ, y que los profesores fundadores ayudaron a dar los primeros pasos de esta filosofía y que después de unos cuantos años, dicho modelo no cuenta. Las características del modelo que se recoge en los documentos de la exposición de motivo para su fundación son: La Experimentalidad, que no es sólo una nomenclatura o clasificación legal para ubicarla dentro de un grupo, se trata de un “estado de ánimo”, se trata de experimentar nuevas estructuras, nuevos mecanismos, que hagan posible un mejor y más racional uso de los recursos disponibles en sus área de influencia. De esta forma, todo lo que se va desarrollando en la Universidad, desde sus estructuras de organización hasta la metodología del aprendizaje se va poniendo a prueba, calibrando su grado de eficiencia, de allí, es que se trata, más de una actitud que de un status jurídico, porque tanto las autoridades como el resto de la comunidad universitaria son consciente de que no hay nada “hecho”, “establecido”, sino que todo esta sujeto a corrección, a ajustes, a cambios, con la intención de llegar, por las vía más adecuada hasta los objetivos trazados. Es hora de hacer una evaluación a nosotros mismos; ¿qué has aportado a esta idea, has contribuido a que la UNELLEZ cumpla su misión? Y más aún, cuando estamos hablando de transformación.

El Carácter Regional, donde su acción está encaminada a colaborar en el proceso transformación Social, Científico, Económico y Cultural de los Estados: Apure, desarrollo regional; Barinas, desarrollo social; Cojedes, desarrollo agroindustrial y Portuguesa, desarrollo agrícola, con el firme propósito de dedicarse al estudio de problemática particular de la región y evitar la concentración en un determinado centro urbano. Si no lo ha hecho, ¿de quién es la responsabilidad?

Sistema Universitario: Para realizar la tarea del desarrollo nacional a través del impulso del desarrollo regional, se establece un sistema universitario como parte del subsistema de Educación Superior y en estrecha relación con él, la UNELLEZ conforma su propio sistema integrado y coherente, en la región de los Llanos Occidentales, no se trata de una Universidad urbana, que luego se expande a través de núcleos en otras localidades o regiones, se trata, en nuestro caso, de cuatro universidades en una, con sede en las cuatro capitales de estado. De allí, que la actividad de la UNELLEZ se desarrolle a través de cuatro áreas de la actividad humana: Producción Agrícola, Infraestructura y Procesos Industriales, Planificación y Desarrollo Regional y Planificación y Desarrollo Social. Cada una de estas áreas está concentrada para su coordinación en cada una de las capitales del estado, y al mismo tiempo realizan sus actividades en los otros estados. Es por ello que se habla de un sistema universitario, porque las cuatro áreas, en sus labores respectivas, siendo independientes entre si, se integran y planifican a nivel regional; evitando de esta manera, tanto la exagerada centralización como la inútil dispersión de esfuerzos y recursos. Entonces, ¿dónde se expresa la concentración de poder, de la cual se argumenta para justificar la división? Junto a estas tres características, la UNELLEZ, tiene la responsabilidad de estar al servicio de la comunidad que vonviven en los cuatro estados.

Cuando observamos su logotipo, tiene una gran trascendencia, porque se refiere a un Surco, el cual según el DRAE, significa: Hendidura que se hace en la tierra con el arado. Señal o hendidura prolongada que deja una cosa que pasa sobre otra, conjuntamente con su Slogan: “La Universidad que Siembra”. ¿De quién es la culpa por no haberse materializado el logotipo y el slogan?

Si hacemos la analogía, la UNELLEZ tiene como misión la siembra de valores, destrezas, habilidades, conocimientos en el recurso humano que ha formado desde sus inicios. Dejarle la huella en aquellos que han pasado por sus instalaciones en su proceso de formación. En consecuencia, la forma de construir la estructura de objetivos menores comienza con el establecimiento de una pregunta elemental: ¿qué queremos? ¿Cuál es la Universidad que queremos para dentro de cinco, diez años?

Puede parecer paradójico, puede resultar absurdo o se puede caer, incluso, en el riesgo de lo ridículo, pero no por ello puede eludirse ésta realidad: ¡Muchas organizaciones no saben exactamente lo que quieren! Por lo menos, ha sido la demostración que hemos visto en estos once años que ha tenido el proceso de intervención que se ha ejecutado sobre la UNELLEZ. Han tenido enormes dificultades para plantear elocuentemente sus deseos, sus expectativas. En muchos casos el planteamiento de ellos transita una ruta periférica, no se dirige de manera específica a la órbita de los intereses de la Misión, de la razón de Ser de la Universidad. En otros casos se sujeta a una mecánica repetitiva y demasiado elemental: la universidad del pueblo soberano, la municipalización de la universidad, participación del pueblo, masificación de la educación, la no exclusión, etc. Todos estos son por supuesto objetivos (de tipo numérico) de corto plazo en función de la categoría y de la trascendencia que tiene las políticas del actual partido de gobierno.

En algunos casos la situación es aún peor, porque las autoridades intervensionistas ni siquiera conocen adecuadamente la filosofía de la UNELLEZ. No puede deberse a otra cosa el hecho que muchos procesos tradicionales de intervención se inicien con el planteamiento de la pregunta ¿qué debemos hacer para tener mayor cuota de poder y ganar adeptos? Como un esfuerzo destinado a tratar de definir la “misión” de intereses particulares y no del colectivo stakeholders. Es sólo cuestión de imaginarse tamaño despropósito: si una Institución debe hacer esfuerzos metodológicos para definir su razón de Ser, resta esperar muy poco respecto a sus deseos y expectativas para el futuro.

La construcción de lo objetivos menores que soporten la Misión organizacional (que no es otra cosa que la razón de ser de la Institución), comienza necesariamente por responder la pregunta ¿qué queremos? Y esta pregunta debe responderse con lógica trascendente, es decir en términos de un futuro que exceda, incluso, la permanencia natural promedio de la gente que forma la Institución. Los horizontes del tiempo de vida de una Institución y más cuando se trata de una Universidad, son por naturaleza mayores a las de cualquier persona que circunstancialmente forma parte de ella. Y es necesario explorar estos horizontes de tiempo el momento de responder la pregunta.

Una prueba evidente de la pertinencia de esta demanda se encuentra en algunas de las grandes organizaciones del mundo cuyo estado actual (más allá de las coyunturas), es un producto de la Visión trascendente de hombres grandes que le dieron forma y destino. Hombres como Ford, Edison, Graham Bell, Sloan, etc., respondieron la pregunta ¿qué queremos? en un horizonte de tiempo que excedía el de sus propias vidas, y de esta manera definieron el carácter de sus organizaciones durante décadas. Marcaron el rumbo, tendieron el surco y de allí para adelante facilitaron la sucesiva construcción de objetivos menores.
Organizaciones como estas son definitivamente una excepción en el mundo de los negocios, pero que muy bien puede servirnos como ejemplo para el caso universitario, porque el resto de las millones que existen transitan el “anonimato trascendente”, viven la coyuntura, entre pequeños éxitos y pequeños fracasos.

La Visión de una institución no tiene horizontes de tiempo definidos. Es una respuesta trascendente a la pregunta ¿qué queremos? Se proyecta en el tiempo, diseñando en el futuro la Institución que se quiere ser y la Universidad que habrá de soportarla.

La Visión de una Universidad es patrimonio de hombres, no de la Organización o de un partido político o un determinado gobierno (“los hombres pasan y las organizaciones quedan”) y es definitivamente patrimonio de Hombres Grandes, que tienen además la habilidad suficiente de dejar esta Visión en herencia a los que les suceden, consiguiendo con ello que constituya una Visión que no se separa del destino de la Universidad mucho tiempo después que ellos mismos han desaparecido. Este es el caso del Dr. Felipe Gómez Alvarez y de quienes lo acompañaron y tan loable trabajo de construir los comientos de la Universidad que Siembra. Esta Visión de la Universidad no tiene nada que ver con la Visión que habitualmente se plantea en los procesos de intervención, que se reflejan en su planificación, la cual tiene carácter instrumental, se encuentra ubicada por debajo de aquella, apenas encima de los objetivos operativos.


La Visión de la UNELLEZ ha de ser aquella de los Ford, los Edison, los Sloan: una imagen trascendente del futuro, del carácter, del valor, del tamaño, de la importancia y del significado que la Universidad tendrá. Es una Visión Capital, un llamado a la “tierra prometida”, ÉSA Organización tipo que los trabajadores japoneses le quieren dejar a sus hijos.

Por tanto, en vez de pensar eliminar a la UNELLEZ para convertirla en cuatro universidades diferentesa, debemos pensar que la Visión de la Universidad debe echar raíces dentro de su seno hasta convertirse en un Rasgo de Identidad, como producto de haber sido anunciada y planteada por las energías constituyentes y de haber sido incorporada en el “sentir” mismo de las energías constituidas. Las personas deben sentir que forman parte de un Proyecto que tiende cuerdas desde el futuro, mas que de una institución que se desenvuelve entre la pequeñeces del presente y del corto plazo.

En consecuencia, hago una invitación, construir la Visión de la UNELLEZ que no tenga límites en cuanto a su forma. Debe ser por esencia grandiosa, llena de promesas, plena en todas sus ofertas. Por muy curioso que parezca, la naturaleza misma del hombre exige la existencia de algo como esto. No existe hombre sobre la tierra exento del poder que una Visión grandiosa y llena de promesas otorga. No existe tampoco hombre alguno que no se plantee, aun cuando sea en lo más profundo de la intimidad, un futuro de esta naturaleza. La Universidad únicamente proyecta esta necesidad natural del hombre hacia sus intereses colectivos.

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