Debido
a que no existe una racionalidad económica en las políticas implementadas por
el actual gobierno, fundamentado en una tesis llena de ideas trasnochadas o
fuera de la realidad económica, política y social del país, solo inspirada en
razones del poder manipulador y lograr beneficios personales, y no basada en lo que realmente quieren los
venezolanos con ideas de desarrollo y progreso y especialmente en una condición
de bienestar y calidad de vida. En la situación actual nos encontramos con una
serie de hechos, enmarcados en una cultura del mínimo esfuerzo, en obtener
dinero en forma rápida que raya en el tope de la especulación.
Algunos
hechos: personas que venden puestos en las colas de MERCAL, PDVAL, bancos; distribuidoras
de baterías, cauchos; etc. El 60% de quienes hacen colas en los mercados, tanto
privados como públicos son revendedores, quienes venden estos productos a
precios exorbitantes, con sobreprecios que oscilan entre 500 a 600%. Por
ejemplo si alguien adquiere una caja de aceite vegetal, paga 100 BsF., por doce
(12) unidades de un litros, lo que quiere decir que cuesta cada unidad 8.33
BsF/unidad, luego estos revendedores le venden entre sus vecinos desde 70 hasta
120 BsF., por litro. Esto quiere decir, que invierte 100 BsF., y le produce
hasta 1.440,00. De tal manera que nos encontramos un escenario donde el vecino
explota y especula a su vecino. Todas estas modalidades, al igual que en la
venta de vehículos, los electrodomésticos, el cemento, la adquisición de
divisas, se han convertido en fuentes de ingresos de muchos funcionarios del
gobierno y de quienes aprovechan sus redes de contactos.
Toda esta situación, es como consecuencia de las políticas de desmontaje
del aparato productivo del país, porque en la medida que haya más productos los
precios bajan, sencillamente es la teoría de la oferta y la demanda
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